lunes, 5 de enero de 2015

Relato 13 - Tías y sobrinas


Habían pasado catorce años desde la muerte del padre. Un tiempo suficiente para sacar muchas conclusiones vitales. Al final, aunque el año de la muerte sólo cenaron ellas tres en Nochebuena - Kira, su hermana y su madre -, estaba claro que justo ese trío era su núcleo familiar. Desde el 2001, las navidades se habían compuesto de diferentes situaciones. La mayoría de las cenas con parte de la familia materna y alguna que otra cena suelta con parte de la familia paterna. Trataban de volver a la normalidad con el tiempo. Aprendían a ser flexibles, tolerantes. Cicatrizaban sus heridas y daban oportunidades - o simplemente no se trataba de dar oportunidades sino de asumir - a aquellos de los que un día pensaron que no estuvieron a la altura. Con el tiempo, habían asumido y aceptado con calma y consciencia, cómo funcionaba el mundo. Justo hacía unos días, Kira había tenido una conversación con su amiga trigueña sobre algo a lo que había hecho referencia Alaska - "muestra tu grandeza siendo indulgente, cada uno hace lo que puede" -.

En esa dinámica, y después de un año de conflictos no promovidos, sino a los que les obligaban a reaccionar de alguna manera, Kira y su hermana aceptaron ir a una de esas comidas que de vez en cuando parte de sus primos por parte de padre organizaban. Ambas estaban por la labor de la conciliación con cierto sector de esos primos y por otra parte, les apetecía encontrarse con otros a los que hacía tiempo que no veían.

Después de tomar unas cervezas en la Plaza, bajo un maravilloso sol de invierno, se dirigieron a otro bar a comer. En medio del camino, se encontraron con una tía suya con la que también existían ciertas tensiones y se acercaron a felicitarle el año nuevo y darle un par de besos cuando su tía espetó a su hermana: "Te doy besos aunque no te los mereces".

La hermana de Kira se caracterizaba por no criticar nunca a nadie y se limitaba, desde siempre, a hacer su vida, y solucionarse sus cuestiones. Nunca se entrometía en vidas ajenas y era especialmente generosa; en el amplio sentido de la palabra. Qué hacer en ese momento. ¿Responder, seguir con la comida, irse a casa? Al final, siguieron con la comida pero Kira se acordó de esa novela de Gerard Durrell - "Mi familia y otros animales" -. Tal vez, se trataba de eso, sentido del humor y a seguir con sus vidas.


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